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Aprendiendo a convivir: el reto de gestionar los conflictos escolares en el país de República Dominicana

Universidad Dominicana O&M

Nombre: Glenny Daniela García López

Examen final: Negociación y manejo de conflictos

Introducción

Cuando decidí estudiar Psicología Escolar, lo hice pensando en el impacto real que podemos tener en la vida de niños y adolescentes. A medida que he avanzado en esta carrera, me he dado cuenta de que uno de los grandes desafíos que enfrentamos en las escuelas dominicanas hoy en día es la gestión de los conflictos. ¿Cómo crear ambientes donde todos puedan aprender y crecer, cuando a diario surgen enfrentamientos, malentendidos y tensiones?

En este artículo quiero reflexionar, desde mi experiencia de formación y aprendizaje, sobre el papel que cada uno de nosotros – docentes, familias, estudiantes, equipos directivos y futuros psicólogos escolares – puede jugar en la prevención y manejo de los conflictos escolares. Porque creo firmemente que, si trabajamos juntos, podemos construir espacios educativos donde la paz no sea un ideal lejano, sino una realidad vivida cada día.

El conflicto escolar: un reflejo de nuestra sociedad

Los conflictos en la escuela no son fenómenos nuevos ni exclusivos de nuestro país. Pero en el contexto dominicano, se ven potenciados por factores como la desigualdad social, la violencia familiar, y la falta de formación adecuada para la gestión emocional.

He podido ver, en mis prácticas y en las discusiones en clase, que muchos conflictos surgen no por maldad o por una “naturaleza conflictiva” de los estudiantes, sino porque no se les ha enseñado cómo manejar sus emociones, cómo negociar diferencias o cómo comunicarse de manera respetuosa.

La escuela, entonces, se convierte en un espejo donde se reflejan los problemas de la sociedad en general. Y esto impacta directamente en el rendimiento académico: un estudiante que se siente agredido, aislado o en constante tensión difícilmente podrá concentrarse, disfrutar el aprendizaje o desarrollar su máximo potencial.

Factores que agravan los conflictos en nuestras escuelas

Vivir en una sociedad tan marcada por las desigualdades económicas genera resentimientos, frustraciones y tensiones que se trasladan al entorno escolar. Además:

  1. La violencia intrafamiliar enseña modelos de relación basados en la agresión o el miedo.

  2. La falta de capacitación docente hace que algunos maestros no sepan cómo manejar situaciones de conflicto más allá del castigo o la represión.

  3. La poca participación familiar rompe el puente entre el hogar y la escuela, dejando al estudiante sin un sostén emocional consistente.

  4. La escasez de programas de educación emocional limita a los estudiantes en el desarrollo de habilidades esenciales como la empatía o el autocontrol.

Estos factores, entre otros, crean un caldo de cultivo perfecto para que los conflictos escalen y afecten la vida escolar de forma profunda.

El papel de cada miembro de la comunidad educativa

Una lección importante que he aprendido es que la responsabilidad de mejorar la convivencia escolar no recae en una sola persona. Cada actor tiene un rol clave:

  1. Equipo de gestión: necesita liderar con el ejemplo, promoviendo una cultura de diálogo y respeto, y estableciendo políticas claras y justas para la resolución de conflictos.

  2. Docentes: deben formarse y comprometerse a enseñar no solo contenidos académicos, sino también habilidades para la vida, como la escucha activa, el respeto y la tolerancia.

  3. Familias: son el primer espacio donde se aprenden valores, por lo que su acompañamiento y colaboración son fundamentales.

  4. Estudiantes: deben ser empoderados para convertirse en agentes de cambio dentro de su propia escuela, aprendiendo a ser parte activa de la construcción de ambientes pacíficos.

  5. Psicólogos y orientadores escolares: tenemos el deber de identificar, intervenir y, sobre todo, prevenir. Nuestra labor no se limita a atender crisis, sino que también implica diseñar programas que fortalezcan la salud emocional y la convivencia de toda la comunidad.

¿Cómo podemos actuar desde la psicología escolar?

Desde mi perspectiva como futura psicóloga escolar, propongo algunas estrategias que podrían marcar la diferencia:

  1. Crear programas de mediación entre iguales, donde los propios estudiantes actúen como mediadores de conflictos leves.

  2. Implementar talleres de gestión emocional, adaptados a cada etapa educativa, para enseñar desde temprana edad a reconocer y manejar emociones difíciles.

  3. Promover campañas de sensibilización sobre el bullying, la diversidad y la importancia de la convivencia pacífica.

  4. Acompañar a los docentes en el aprendizaje de técnicas de manejo positivo del aula.

  5. Fomentar espacios de encuentro con las familias, construyendo redes de apoyo que vayan más allá de las reuniones escolares tradicionales.

Todo esto debe hacerse desde una mirada que respete las realidades locales, que entienda las necesidades específicas de cada comunidad y que promueva siempre el desarrollo integral del ser humano.

Conclusión

Reflexionar sobre los conflictos escolares me lleva a confirmar que la educación no solo debe centrarse en impartir conocimientos académicos, sino también en formar seres humanos capaces de convivir en paz.

Los conflictos, lejos de ser solo un problema, pueden convertirse en oportunidades de crecimiento si se abordan correctamente. Como futura psicóloga escolar, mi compromiso es acompañar, orientar y sembrar semillas de transformación en cada espacio educativo que toque. Sé que no será fácil, pero también sé que vale la pena.

Porque cada vez que ayudamos a un estudiante a entenderse mejor, a manejar sus emociones o a resolver sus diferencias de forma respetuosa, estamos construyendo no solo mejores escuelas, sino un mejor país.

Fuentes consultadas:

  1. Ministerio de Educación de la República Dominicana (MINERD), 2024. Informe sobre Convivencia Escolar.

  2. OpenAI. (2025). Apoyo en redacción mediante modelo.

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